-POEMAS DE ISABEL MIRALLES-

 

Autor invitado

GUILLERMO DEL POZO PÉREZ

 

"Bajo el toldo". JOAQUÍN SOROLLA. 1910

 

Nací en Oviedo un 28 de Mayo de 1964,
estoy casado y tengo una hija.
Trabajo desde hace muchos años vinculado al mundo del libro,
y desde hace quince años en el Grupo Anaya.

Escribo por placer y también
por que creo que tengo cosas que decir,
estoy alejado de cualquier corriente poética,
me asusta encasillarme.

Recientemente (el 11 de Enero) se ha fallado
el Premio Ateneo de Sevilla de Poesía
en su segundo certamen y he quedado
con otras ocho personas finalista.
(se presentaron 257 originales).

El poemario se titula “Al viento”
y siempre firmo con el seudónimo “Flavia Sabora”.
Tengo otros tres poemarios inéditos
que espero vean la luz algún día.
El finalista seguramente se publicará en primavera.

Escribo, prácticamente, todos los días…
Siempre observo algo que me hace escribir,
eso que llaman mirada poética
y que se convierte en aliento poético.

Junio del 2000

 

 

 

ANA


Embrujos y sortilegios se confabularon para mantenerte siempre bella.
El tiempo que todo lo borra no se detuvo ni un instante en tu cuerpo.
Pasó, como pasa el viento suave de la mañana, rozando tus mejillas.
Respetó tu piel, para que siempre fueses joven, por dentro, por fuera.
No temas ningún mes, ni agosto, ni mayo, ni junio puede derribar nuestras barreras.

Tú, Ana: eres mi faro y en las noches oscuras cuando las sombras se
ciñen y me encierran, yo sigo nervioso tu luz, buscando la calma de tus
manos siempre prestas.


El amor que me das y que siempre me diste, lo guardo en todo un
universo invisible, allí donde se guardan las cosas importantes, allí donde
nadie llega, allí donde tu rostro está quieto, mirando, nunca triste,
allí donde tú y yo estamos juntos por siempre, para siempre.

Pasó, como pasa el viento suave, rozando tus mejillas, el tiempo y no
se paró... tan sólo arrastro las nubes, las nubes de la desidia.

Tú, Ana, eres mi faro, mi costa, mi vigía...yo el mar que siempre
vuelve a ti para empapar tu cuerpo de amor, de vida.


TE QUIERO




 

 

DE LOS VIENTOS NOCTURNOS

De los vientos nocturnos cuando llegues cansada
encontrarás un hombre lleno de tristeza
llorando lágrimas tardías donde antes era belleza
por ser tu, mi amor, una mujer osada.


Y ante mí se levanta un muro de carga pesada
que intento saltar con una sonrisa de simpleza
aunque intentes aliviarme siento mucha pobreza
recordando mejores tiempos, una vida apagada.


Espero que la hoguera no pierda su lumbre
y que mi cuerpo que transita cansino
sea reconfortado con monedas de cobre.


Ya ves amor; este es mi destino,
un viaje preparado para un pobre,
que aún espera la luz, porque ya no ilumino.

 

 

 

 

TUS MANOS


Te pensaré unas manos…
Nuevas, dulces
que sólo a mí me rocen,
que puedan enredarse en mis pestañas
sin peligro.
Y arranquen de mi nuca antiguas voces.


Las dejaré que vaguen primitivas,
lentas, dóciles
por estos hombros antes de que huelan a manzana.
Y escucharé tu risa conocida
bajando por el hueco de mi espalda.

Llegarán adonde acaba el mundo,
allí que ya no habrá sabor ni despedidas…
Y rasgarán apenas con la punta de los dedos,
yerbabuena
entrañas suspiros deseos.

Te pensaré unas manos…
Nuevas, dulces,
que sólo a mí me creen y olviden,
que pongan mi alma en pie,
desmesurada.

Y en tu jardín, tomillo, si lo pides.

 

 

 

SERÉ NADA


Seré como esos caminantes que frente a las puertas
de una posada llaman incesante buscando refugio
buscando cobijo.
Seré como esos niños que repiten permanente las mismas palabras
para obtener el premio, el beneficio, la duda, la nada.
Seré como ese tronco que quiso ser rama y se irguió buscando el aire,
la tarde, la noche entre los pájaros dormidos cantando, despacio, una
nana.
Seré timbre de hospital que siempre llama a las tres de la madrugada
para ayudar enfermos que ya no esperan nada.
Seré las vías por las que no pasa el tren, seré playa pero sin agua,
seré hombre y seré mujer para cuando me pidas que te quiera
sea el mejor amante y tú mi posada, el refugio, el cobijo, el árbol, la
nada

 

 

PASAN LOS COCHES AZULES

 

Pasan los coches azules
por las calles de Venecia entre granos
de trigo naranja cortada a tiras y gajos
de uvas incandescentes que lloran fuego
en Sebastopol. Gritan sordos los vascos
una bandera verde cortada a ras del tallo.
Caníbales y reyes buscan comida entre las páginas
de un abanico volteado por el toro de la desidia.
Alacranes risueños beben cerveza en la esquina
del bar de Antonio en Munich.
Cracovia despierta sollozando una canción
cuando era pequeña su madre quería
casarla con Toronto que desfachatez.

A veces escucho susurros en los aledaños
calle Rosal esquina Cabo Noval de una
mujer herida por la dejadez de un cuerpo lleno
de dislexia.
Mas tarde cuando se hace la noche todo queda
en nada y me viene y si no me la traen a la memoria
la piel blanca y suave de tu cuerpo corrosivo desde
que no estás conmigo.

Quién sabe si no fue mejor que saltaras por los
aires hasta perderte en aquella nube gris y sucia
cuando escribías poemas al Sol.

 

 

PALABRAS


Se me ocurrió escribir unas palabras
entre mis dedos.
Son palabras sin más sólo palabras
que pronuncian tu nombre ¿ qué digo? gritan
tu nombre sin aliento.
Se me ocurrió escribir en mis uñas que te quería
y que te echaba de menos ¡ah! Ya ves se me ocurrió
escribir palabras entre mis dedos y después de la lluvia
de tanto recuerdo… Se me escurrió alguna palabra
alguna palabra entre mis dedos.

 

 

VÉRTIGO


Me asomé al precipicio de tus ojos,
tú reías consciente del peligro,
mientras me acercaba sentí tu caricia.

La mano que nació en mi piel.

Me asomé al abismo de tus ojos,
ya no escucho tus risas.
Mientras vuelo me espera tu sombra.

Mi piel sembrada de tus manos.

Me asomé a la hendidura, a la herida de tus ojos,
los sollozos que ahora oigo se van perdiendo,

son mis caricias las que ahora suplicas.
De aquellos vientos, vienen estos vértigos.


Guillermo del Pozo Pérez


SOLANA

Despacio pronuncio tu nombre
- que es breve-

y también recorro tu cuerpo
- que es suave-

Despacio acaricio tu mejilla
- que es tersa-

y también beso tus labios
- que son dulces-

Despacio susurro en tu cuello
- que es tibio-

y me duermo en tu pecho
- que es amplio-

Despacio te miro en la tarde
- que es clara-

y luego me poso en tu frente
- que es sabia-

Despacio me acerco a
tu cuerpo, lo abrazo...

Y no queda espacio.


Guillermo del Pozo


ERRANTE COBARDÍA ERRANTE

En las noches, cuando
irremediable tu recuerdo
acune mi nostalgia, lloraré
lagrimas tardías que empapen
la desdicha, también fortuna
de haber probado tu carne
haber bebido tu líquido
y seguir vivo.

Es entonces cuando amanecerá
y volveré a encontrar mi sombra
ebria y saciada de recuerdos.

Y otro día, vivamente muerto.


Guillermo del Pozo


PIEL DE SOL

Aquellos poemas escritos
en los rincones de tu piel
los lance a una hoguera
fría.
Por los tiempos pasados
cuando la miel
de tus labios aún eran
de uso privado y tus ojos
me gritaban en las noches
que jamás, sí, jamás
volverían los buitres
de lo cotidiano.
Y ya ves, ahora busco
en las cenizas, por si queda
algo, una palabra,
un verso.

Alguien se cobija
en las sombras
esperando los restos
de tu piel.

Guillermo del Pozo

FUGAZ

Entre miradas de disimulo
he visto de frente la belleza
me guiñó con el pensamiento
y entendí en ese instante

que las mañanas de sol
las tardes de tedio y arte
y hasta las noches lúgubres
me quedarían colgadas

de la percha de una memoria
que se desconoce sin ti.

Guillermo del Pozo


CARTAS A TEO


Confieso que he bebido
mucho y comido poco,
que miento con descaro
y envidio a mis amigos,
que en ocasiones
me cuelo en los trenes
y que deseo a la mujer
del señor del estanco
donde cada tarde
procuro robar el tabaco,
que todas las mañanas
escucho el despertador
y ni caso, no es verdad
que este cansado, odio
mi trabajo con una gran
sonrisa... De asco.

Confieso que he bebido
mucho, que asesino
ideas, que como carne
los viernes, pero poco,
que santifico las fiestas
a borrachera y lloro,
que tomo su nombre
para dormir las siestas,
que los actos impuros
los limpio con alcohol.

Confieso que he bebido
y huyo a cada instante
aunque todas las noches

cuando escucho tu sueño
me absuelvo hasta mañana.

Guillermo del Pozo

 

 

 

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